A medida que las capas de color se mezclan sobre el lienzo, las tonalidades y las sombras se modulan, logrando un efecto tridimensional. El tiempo prolongado de secado de los óleos permite revisar y ajustar los detalles con calma; esta flexibilidad facilita un proceso más intuitivo, dejando espacio para improvisar y jugar con la luz, la profundidad y la textura.

En un mundo lleno de ruido y expectativas, la pintura puede llegar a ser un refugio. El óleo nos recuerda historias de verdadera pasión, que no siempre se encuentran de inmediato, pero cuando llegan, son inconfundibles. Como estas historias, Valeria nos muestra, a través de su arte, la danza constante entre el lienzo, los colores y lo invisible que habita en su interior.